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Gorsitas de Amor

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Hipocresía en la maternidad
 

Hipocresía en la maternidad

 

Cuando nació nuestro bebé en diciembre del 2020, mi pareja y yo llevábamos prácticamente 1 año aislados del mundo por culpa del dichoso Covid. Habíamos llegado a nuestro nuevo destino justo antes de estallar la pandemia, por lo que el embarazo y la llegada del bebé la vivimos completamente solos. Hoy justo hace sus 10 meses, y ahora miro hacia atrás, hago un recorrido de los primeros meses de su vida y reflexiono sobre todos los cambios que han surgido, que han hecho incluso tambalear nuestro matrimonio. Pienso en las parejas de amigos y familiares y me pregunto, ¿es que a ellos no les afectó la llegada del bebé?

Mi marido y yo llevamos juntos 11 años y medio, y hemos estado ya en 3 continentes viviendo debido a su trabajo. Todos los momentos duros que surgen cuando se está tan lejos de casa, los hemos ido superando y sintiéndonos cada vez más unidos, sin dejar nunca de lado nuestras risas, bromas, tonteos, … ¿Qué pasó entonces cuando llegó nuestro tan buscando y amado bebé?

Cuando volvimos del hospital, en el que estuvimos 4 días porque Carlitos nació por cesárea, nos dimos de bruces con la realidad: estábamos solos. Padres primerizos asomados a un precipicio de incertidumbres, miedos, mil dudas. Yo durante todo el embarazo había estado leyendo sobre diversos temas de los bebés y había visto miles de videos en Youtube; pero ahora ya había llegado el momento de cuidar a nuestro peque, sin más ayuda que los consejos que durante meses había ido aprendiendo.

Las noches, como sabéis, se hacen eternas, con despertares muy continuos, provocando que el cansancio se vaya acumulando por días, y encima estaba la recuperación post cesárea, que, aunque no lo llevé muy mal, cierto es que tenía mis dolores y, sobre todo, me sentía muy incómoda. Con el paso de los días, semanas e incluso meses, nos adaptamos muy bien al chiquitín, pusimos en práctica todo lo que había leído o visto, tanto para su baño, masajes en la tripa para evitar los gases, como enseñarle a dormir, etc. Pero, ¿por qué yo me sentía casi siempre de mal humor? Si parecía que todo iba sobre ruedas.

Las que me seguís sabéis que previamente tuve 2 abortos, por lo que os imagináis las ganas tremendas que teníamos de tener a nuestro bebé. ¿Por qué entonces muchos días estaba triste? Es más, durante esos primeros meses, mi marido y yo hemos discutido como nunca, jamás habíamos tenido tantos roces, se respiraba la tensión en todo momento, hasta me llegué a plantear divorciarme porque la situación me resultaba insoportable, me sentía más sola que nunca, quería mandar todo a la mierda y largarme con el bebé. Le cogí como manía a mi pareja, todo lo que hacía y lo que no hacía me molestaba, y hasta me cuestioné si quizás ya no estaba enamorada de él. Recuerdo que yo a mi misma me decía: “pero, si dejaste todo por él, si lo has querido hasta rozar la locura”.

De repente, hará como 1 mes y medio terminó el finde, era sábado por la noche (donde vivo el fin de semana es viernes y sábado) estábamos preparando la cena después de acostar a Carlitos, me giré y le dije: “¿lo has notado? Acabo de caer que por primera vez en meses hemos vuelto a ser tú y yo, como siempre”, y nos abrazamos. Desde entonces somos un equipo de 3, el chiquitín, él y yo. Volvemos a acurrucarnos en el sofá y al meternos en la cama, el sexo ha vuelto a ser de 10, nos miramos con amor, disfrutamos de cada día como antes, nos apoyamos, nos ayudamos, nos escuchamos.

¿Y sabéis que era lo que había cambiado? Ahora me visualizo desde fuera, estoy tranquila, con energía, me siento feliz, y creo que la revolución de hormonas post parto me transformó en otra persona. No es que asuma toda la responsabilidad de los enfados con mi marido; pero sí reconozco que todo me lo llevaba hasta el extremo, todo lo veía negro. ¿Es que acaso es un tabú hablar de la depresión post parto? Creo sinceramente que sí, a las mujeres les cuesta hablar sobre ello y resulta que existe, y yo si no la he tenido poquito me ha faltado, porque ahora vuelvo a ser la misma, esa chica risueña, graciosa y cariñosa de antes. Y él está también ahora mucho más relajado, disfrutando de su familia, llegando a casa cada día del trabajo con ganas de abrazarnos y pasar las tardes con su mujer y su bebé. Las parejas no hablan de ello, ocultan sus realidades y venden hacia el exterior mentiras que camuflan sus verdaderas situaciones, ¿por qué esa hipocresía?

Estos meses también me han hecho darme cuenta, que esa vida de engaño la trasladan a sus propios bebés. “El mío duerme estupendamente”, “pues el mío es muy bueno, sólo come y duerme”. Hasta que resulta que a algunos de los papis se le escapa un “se despierta varias veces en la noche”, upss, ¿pues no decíais que dormía toda la noche del tirón? O quedas un día con tal matrimonio y el bebé está todo el almuerzo llorando, tirando cosas, liándola… ¿no comentasteis algo así como que era un bebé tipo florero que no hacía nada de ruido: sólo comer y dormir? La vez que pasó lo de esa comida recuerdo a la madre continuamente gruñendo: “Pero ¿qué te pasa hoy? ¡Cállate ya!” Imagino que la estaba dejando en evidencia, no creo que diera la casualidad que jamás había llorado y hoy justo el peque no paraba; pero por una sencilla razón: ES UN BEBÉ.

 

¿A dónde quiero llegar con esto? Pues que con la llegada del bebé hay cambios, cambios gordos, la vida que uno tenía y conocía queda totalmente aparcada hasta nueva orden, existe el trastorno por tema hormonal, nos encontramos más cansados, más estresados, ¿por qué tiende la gente a fingir que todo es de color rosa cuando realmente pasan también por momentos muy duros que afectan seriamente a la pareja? ¿Y por qué si como bebés que son las personas hablan del suyo como si fuese un muñeco que funciona a pilas?

La maternidad/paternidad es un camino en constante evolución, con muchos baches; pero también con muchas flores de colores preciosas que lo adornan. Hay días buenos, no tan buenos, noches para descansar y otras con infinitos despertares. ¿Y sabes qué? No pasa nada, forma parte de esa nueva faceta como papis, y lo importante es salir victorioso, sobrevivir a esa crisis, mirar a los ojos de tu pareja y saber que hemos superado otra gran prueba; pero sin haber vendido a los demás que no ocurría nada, porque sí que pasó.

Y en cuanto a nuestro peque, pues como todos los bebés, para nosotros el más bonito del mundo, está para comérselo, cada día con algo nuevo por descubrir, ya empezando a dar sus primeros pasos, tomando sus sólidos y siendo un niño muy feliz y risueño; y por supuesto, con sus momentos de llanto, de pequeñas rabietas, de noches algo más movidas, … y no me avergüenza decirlo, porque es UN BEBÉ.

¿Te has sentido identificada? Déjame tu comentario con alguna anécdota que nos saque más de una sonrisa. 

Ah! Y un saludo a todas esas mamis que tienen un muñeco y que nunca discuten con su pareja, aunque no se soporten en la intimidad (al menos durante un tiempo).

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