– La anestesia epidural puede bajar la presión arterial y si desciende demasiado puede afectar el flujo de sangre al bebé, por esta razón a muchas mamis se les administran líquidos por vía intravenosa antes de la colocación de la epidural, y durante el parto la presión arterial está monotorizada.
– Suelen ser comunes los siguientes efectos secundarios: dolor de espalda, molestias justo donde se insertó la aguja, zumbidos en los oídos, temblores, náuseas o dificultad para orinar.
– Algunas mujeres pueden experimentar dolor de cabeza fuerte, esto ocurre si la aguja epidural perfora de manera accidental la membrana que cubre la médula espinal y se fuga líquido.
– La anestesia epudiral puede dificultar los pujos o empujones de la parturienta en el período expulsivo, por lo que a veces son necesarios instrumentos o intervenciones quirúrgicas obstétricas, como el uso de fórceps o terminar el parto por cesárea.
– Puede presentarse una pérdida temporal o permanente de la sensibilidad de la parte inferior del cuerpo.
– Aunque la aguja epidural es estéril y se desinfecta bien la piel antes de insertarla, puede darse el caso de ingresar bacterias por la abertura en la piel realizada con la aguja y provocar una infección local. Es raras ocasiones puede extenderse la infección a otras partes del cuerpo.